Sabes, sonreír es infeccioso; se pega como la gripe.
Alguien sonríe por algo, y tú comienzas a sonreír también.
Al girar una equina vi a alguien sonreír y yo sonreí también.
Me di cuenta que a ella también le había pasado lo mismo.
Pensé entonces en la magia de una sonrisa y me dije a mí mismo…
Una sonrisa igual a la mía podría dar la vuelta al mundo.
De manera que si notas que empiezas a sonreír, no hagas nada para impedirlo.
¡Vamos a empezar una epidemia rápida para provocar una infección mundial!
¡Mantén la sonrisa!