El único sobreviviente de un naufragio fue visto sobre una pequeña inhabitada isla. Él estaba orando fervientemente, pidiendo a Dios que lo rescatara, y todos los días revisaba el horizonte buscando ayuda, pero esta nunca llegaba.
Cansado, eventualmente empezó a construir una pequeña choza para protegerse, y proteger sus pocas posesiones.
Pero un día, después de andar buscando comida, el regresó y encontró la pequeña choza en llamas, el humo subía hacia el cielo. Lo peor que había pasado, es que todas las cosas las había perdido. El estaba confundido y aún enojado con Dios y llorando le decía: “¿Cómo pudiste hacerme esto?” Luego, muy cansado y desanimado, se quedó dormido sobre la arena.
Temprano en la mañana del día siguiente, escuchó asombrado el sonido de un barco que se acercaba a la isla. Venían a rescatarlo, y les preguntó: “¿Cómo sabían que yo estaba aquí?” Y sus rescatadores le contestaron: “Vimos las señales de humo que nos hiciste.”
Es fácil enojarse cuando las cosas van mal. Pero no debemos de perder el corazón, porque Dios está trabajando en nuestras vidas en medio de las penas y el sufrimiento. Recuerda la próxima vez que tu pequeña choza se queme. Puede ser simplemente una señal de humo que surge de la gracia de Dios.
Por todas las cosas negatives que nos pasan, debemos decirnos a nosotros mismos, Dios tiene una respuesta positive a esto.
Source: Jorge René Nomme Naranjo