Rebuscando en mis libros, material importante
que pudiera servirme en esta Navidad,
tropecé esta mañana con algo interesante
que aunque sé que es mentira, parece una verdad.
Bonita es la leyenda porque trata de un hombre
que buscando al Mesías, a los magos se unió.
Y a pesar de ser rico, no se nos da su nombre.
Este era el cuarto mago que hasta Belén llegó.
Parece que el camino le fue más escabroso,
y mientras que los otros caminaban ligero,
él se perdió tres meses, y al llegar sudoroso,
supo que allá en Egipto se hallaba el Carpintero.
Y pasaron los días, los meses y los años….
Y el cuarto mago anduvo buscando a su Mesías,
porque al llegar a Egipto tuvo más desengaños….
Que estaba en otra parte ¡Que ahí ya no vivía!
¿Y cómo hacer ahora? Quién sabría informarle?
Ya hacía mucho tiempo que lo andaba buscando!
Qué podría servirlo para identificarle?
Acaso habría muerto? (Y siguió caminando).
Un día, el cuarto mago, que había envejecido,
perdiendo la esperanza de su rey encontrar,
supo de un pobre joven que estaba detenido
por hablar de justicia y su reino anunciar.
El cuarto mago piensa: ¿Y si fuera el Mesías?
Será acaso aquél niño que yo siempre busqué?
Se que se anuncia un reino, y que las profecías
han de cumplirse todas. ¡Hoy, pues, le buscaré!
Y salió presuroso hacia dónde él creía
que podría encontrarse el joven presidiario .
Más, de pronto descubre que la gente corría
buscando las afueras…. ¡hacia el Monte Calvario!
¿Qué es lo qué habrá ocurrido? ¿Por qué corre la gente?
¡Y pronto lo descubre! Ahí…. crucificado,
coronado de espinas está Aquel inocente
a quien el pobre anciano tanto había buscado!
Y cuenta la leyenda, que una mirada tierna
recibió aquél anciano cargado de emoción.
Y que el Mesías dijo: ¡Tienes la Vida Eterna
y tu búsqueda premio al darte mi perdón!
¡Hoy ya no hay más portales, ni magos que se pierdan!
¡Mi Señor es paciente, Dios de toda bondad!
¡Y espera que los hombres de verdad se conviertan
para que así comprendan lo que es la Navidad!