Harold Chugani, neurólogo del Hospital de Niños en Michigan, ha hecho estudios que revelan la gran capacidad de absorber información que tiene el cerebro humano en desarrollo.
Él descubrió que, a la edad de 2 años, la corteza cerebral opera a nivel de adulto. A los 4 años de edad, la actividad del cerebro del ninfo es el doble de la de un adulto y que sigue a ese ritmo hasta los 10 años de edad, cuando empieza a disminuir de ritmo. A la edad de 16, ha llegado al ritmo más lento que seguirá durante la vida de adulto.
La sabiduría divina se ve en la insistencia del Señor sobre la importancia de instruir a los niños en su Palabra a una edad temprana (Proverbios 22:6; Deuteronomio 6:4-7).
Al exponerlos a gran cantidad de enseñanza bíblica en los primeros años, podemos programar su “computadora mental” para que conozcan la mente de Dios y pensarán como Él.
Cuando lleguen a ser adultos, pueden escoger por sí mismos que servirán al Señor de corazón sincero. “Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la retienen, y como perseveran, producen una buena cosecha.” (Lucas 8:15)