Un Mexicano, con mucha alegría cargaba su viejo camión con metal desechado en un lugar de desecho de el Sur de Arizona. Esta carga significaba comida en la mesa y dinero en su bolsillo una vez que fuera trasladada a un reciclador en México.
Al comenzar su viaje subiendo a la autopista, pequeñas canicas de acero de una Antigua máquina de rayos que comenzaron a deslizarse sobre el vagón del camión. Estas pequeñas, radioactivas canicas rodaban una y otra vez sobre las hojas de metal en el camión, algunas de ellas cayendo sobre la autopista.
Después que el desecho de metal había sido cambiado por pesos, el hombre regresó a su aldea. Las canicas de acero todavía rodaban en su camión.
En poco tiempo, los niños del lugar descubrieron las brillantes canicas y el juego de canicas se convirtió en un juego muy popular en la aldea. Estas canicas eran un tesoro codiciado por los niños.
Poco tiempo después, muchos en la aldea empezaron a quejarse de los mismos síntomas: sarpullido, fatiga, pérdida del cabello, y vómitos. Después de muchos meses y unas cuantas muertes, se descubrió la verdad: Decenas de personas estaban sufriendo de un severo envenenamiento por radiación debido a aquellas canicas.
Las pequeñas y hermosas canicas que habían sido tan preciadas, resultaron ser ambas agradables y mortíferas.
Aplicación: El Pecado se parece mucho a esas pequeñas canicas de metal. Aunque a menudo parece ser inofensivo, inocente y divertido, es veneno mortífero. (Ver Job 20:12-15: “Aunque en su boca el mal sabe dulce y lo disimula bajo la lengua, y aunque no lo suelta para nada, sino que tenazmente lo retiene, ese pan se le agriará en el estómago; dentro de él se volverá veneno de áspid. Vomitará las riquezas que se engulló; Dios hará que las arroje de su vientre.
(Esta historia está basada en hechos reales.)
