Dios no puede cansarse. (Isaías 40:28: “No se cansa ni se fatiga.”)
Dios no puede tomar un trabajo que Él no puede manejar. (Jeremías 32:17: “Para ti no hay nada imposible.”)
Dios no puede ser limpio. (Isaías 6:3: “Santo es el Señor.”)
Dios no puede ser prejuiciado. (Hechos 10:34-35: “Ahora comprendo que en realidad Dios no tiene favoritismos.”)
Dios no puede romper una promesa (Salmo 89:34: “No violaré mi pacto ni me retractaré de mis palabras.”)
Dios no puede recordar los pecados que él escogió olvidar. (Isaías 43:25: “Yo soy el que por amor a mi mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados.”)
Dios no pude hacer un perdedor. (2 Corintios 2:14: “Sin embargo, gracias a Dios que en Cristo siempre nos lleva triunfantes.”)
Dios no puede abandonarte. (Deuteronomio 31:6: “Dios — nunca os dejará ni os abandonará.”)
Dios no puede dejar de pensar en ti. (Salmo 139:17-18: “¡Cuán preciosos, Oh Dios, me son tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos!”)
Dios no puede dejar de amarte. (Jeremías 31:3: “Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.”)