Dios siempre comienza su programa, no con una organización, sino con un hombre.
“Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé”. (Ezequiel 22:30)
“Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan”. (Juan 1:6)
“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí”. (Isaías 6:8)
El hombre es el punto focal de todo lo que concierne a la redención. El es el objeto y a la vez el portador de la gracia de Dios.
El hombre espiritual es el “método” de Dios para evangelizar el mundo, guiar la iglesia, y hacer la voluntad divina en la tierra.
DIOS NECESITA.
- Un hombre dispuesto a seguirle.
- “Venid en pos de mí”. (Marcos 1:17a).
- Un hombre que permite que Dios le prepare.
- “Haré que seáis pescadores de hombres”. (Marcos 1:17b).
- Un hombre obediente.
- Un hombre que puede ser líder.
EL HOMBRE NECESITA.
- Un impulso divino para llevar el mensaje de Dios (Romanos 1:14-15).
- Un amor sobrenatural para la obra. (Juan 21:15-17; 2 Corintios 5:14).
- Una humildad producida por estar consciente de la presencia divina (1 Corintios 1:26-29; 2 Corintios 2:16; Efesios 3:8; Isaías 6:5).
- Una fe inquebrantable en la ayuda divina (Marcos 16:20).