En el escritorio del Señor William Osler, un eminente profesor de medicina de la Universidad de Oxford, yacía una pequeña botella conteniendo orines. Sentados frente al profesor, una clase de jóvenes estudiantes de medicina, con los ojos abiertos, escuchando su charla sobre la importancia de observar los detalles. Para enfatizar su punto, el profesor anunció: “Esta botella contiene una muestra para ser analizada. A menudo es posible determinar la enfermedad de la cual sufre un paciente, gustando de una muestra.”Entonces, metiendo el dedo en el líquido, lo llevó a su boca. Continuó hablando: “Ahora, yo voy a pasar esta botella a todos en este salón. Cada uno de ustedes hagan exactamente lo que hice yo. Es posible que aprendan la importancia de ésta técnica y hagan un diagnóstico.” Los estudiantes se pasaron la botella el uno al otro, y cada uno, valientemente, probó el contenido de aquella botella con disgusto. El Dr. Osler retiró la botella e hizo esta declaración: “Caballeros, ahora comprenderán lo que quiero decir cuando hablo sobre los detalles.” ¡Si ustedes hubieran observado con cuidado, se habrían dado cuenta que yo metí el dedo índice en la botella, pero metí el dedo mayor en mi boca!”
APLICACIÓN: Muchas personas viven sus vidas igual que los alumnos del Profesor Osler. Creen que lo saben todo, pero se han olvidado de un detalla muy importante. La necesidad permitir que Cristo los transforme en la clase de personas que Dios quiere que sean. Como resultado, la vida es tóxica y amarga.
Dios no esconde el camino de nosotros ni trata de engañarnos como hizo el Profesor Osler con sus alumnos. La Biblia nos da unas instrucciones claras para vivir una vida con propósito y significado. Lo que tenemos que hacer es abrir nuestros ojos, pensar, y poner atención a los que Dios nos está diciendo: “¡Prueben y vean que el Señor es bueno!” (Salmo 34:8)