Había una vez unos sapitos que organizaron una competencia. La meta era llegar hasta la cumbre de una torre. Se había reunido mucha gente al pie de la torre para ver la competencia y animar a los concursantes. ¡Comenzó la carrera!
Nadie creía que los papitos llegarían hasta lo más alto de la torre. Se daban comentarios, como: “¡Es muy difícil! Nunca llegarán hasta arriba.” O: “¡Es imposible que lleguen hasta arriba! La torre es muy alta.”
Los pequeños papitos comenzaron a desplomarse. Uno por uno, excepto los que con paso firme, iban subiendo más y más alto. La multitud seguía gritando: “¡Es muy difícil! Nadie lo va a lograr.”
Más y más sapos se cansaron y se dieron por vencidos. Pero uno de ellos siguió subiendo más y más. ¡Ese papito no se daba por vencido! Al fin, todos los demás dejaron de escalara. Por fin, después de mucho esfuerzo, ¡el sapito llegó hasta arriba!
Por supuesto, los otros sapos querían saber cómo ese sapo había tenido la fuerza de seguir hasta el final. Uno de los concursantes le preguntó cómo era que no se había desanimado y quedado a medio camino.
Resulta que el ganador era ¡SORDO!
MORALEJA: NUNCA prestes atención a las tendencias de otras personas a ser negatives o pesimistas porque ti quitarán tus más preciados sueños y deseos, ¡los que tienes en el corazón! Siempre piensa en el “poder” de las palabras. RECUERDA que todo lo que oyes y lees afecta tus acciones. Por tanto: ¡SIEMPRE SÉ POSITIVO! Y sobre todo, hazte el sordo cuando alguien dice que no puedes realizar tus sueños. Siempre confía que con la ayuda de Dios podrás escalar aún la más alta montaña.