¿Cuántas veces perdemos las bendiciones de Dios porque no están empaquetadas como esperábamos? No eches a perder lo que tienes deseando lo que no tienes; pero recuerda que lo que ahora tienes estuvo una vez entre las cosas que solo esperabas.
Le pedí a Dios que me concediera paciencia. Dios dijo: No. La paciencia es un subproducto de las tribulaciones; no se concede, se gana.
Le pedí a Dios que me diera felicidad. Dios dijo, No. Te doy bendiciones. La felicidad depende de ti.
Le pedí a Dios que me librara del dolor. Dios dijo: No. El sufrimiento te aleja de las preocupaciones mundanas y te acerca a mí.
Le pedí a Dios que hiciera crecer mi espíritu. Dios dijo: No. Debes crecer por tu cuenta, pero te podaré para que seas fructífero.
Pedí todas las cosas para poder disfrutar de la vida. Dios dijo: No. Te daré la vida para que disfrutes de todas las cosas.
Le pido a Dios que me ayude a AMAR a los demás, tanto como él me ama a mí. Dios dijo…. Ahhh, finalmente tienes la idea.