Cuando yo tenía dieciséis años de edad, mi padre era un perfecto ignorante, pero cuando llegué a los veintiún quedé maravillado de lo mucho que había aprendido el viejo.
Cuando yo tenía dieciséis años de edad, mi padre era un perfecto ignorante, pero cuando llegué a los veintiún quedé maravillado de lo mucho que había aprendido el viejo.