Un día, un grupo de científicos de gran eminencia se reunieron y decidieron que el hombre había llegado a tal estado que ya no necesitaba a Dios. Así que escogieron a un científico que le dijera a Dios que ya no lo necesitaban y que terminaban con él.
El científico se acercó a Dios y le dijo, “Dios, hemos decidido que ya no necesitamos de ti. Hemos llegado a tal progreso que podemos clonar a las personas y hacer cosas increíbles así que ¿Porqué no te jubilas?
Dios escuchó pacientemente al hombre y luego dijo, “Muy bien pero primero, vamos a realizar una competencia de quien puede crear un hombre,” a lo cual el científico contestó: “¡Muy bien!” Pero Dios continuó, “Pero vamos a hacer esto en la forma en que lo hice en el principio cuando creé a Adán.”
El científico dijo, “Claro, no hay problema” y doblando sus rodillas, tomó un puñado de polvo. Dios lo miró y le dijo, “No, no, no, tienes que buscar tu propia tierra.”