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LA SANGRE DEL VENCEDOR

El compañero de trabajo de Luis Pasteur en su demostración de lo que se solía llamar la teoría del gérmen fué el Doctor Félix Ruh, un doctor Judío en Paris. Su nieta había muerto de difteria negra y el Dr. Ruh, juró que encontraría lo que había matado a su nieta, se encerró en su laboratorio por muchos días. Saliá con la determinación de probar, junto con su colega Luis Pasteur, que la teoría del gérmen era más que una teoría.La asociación médica había desaprobado de Pasteur y habían conseguido su destierro, pero él no se fué de Paris. El se escondió en el bosque y erigió un laboratorio para continuar su investigación prohibida.

Veinte hermosos caballos cabalgaron dentro del bosque hacia el laboratorio improvisado. Científicos, doctores y enfermeras vinieron a ver el experimento. El Dr. Ruh abrió la cámara de acero y sacó un gran balde lleno de gérmenes de difteria negra, los cuáles había cultivado con mucho cuidado por meses. Habían suficientes gérmenes en ese balde para matar a todos en Francia. Los científicos mojaron los orificios nasales, la lengua, y los ojos de los caballos con los mortales gérmenes. Cada caballo, excepto por uno desarrollo una gran fiebre y murió. Casi todos los doctors-científicos se preocuparon por tal experimento y no se quedaron a presenciar la muerte del ultimo caballo.

Por algunos días, el último caballo, yacía en el suelo, listo para su final. Mientras tanto, los Doctores Ruh, Pasteur, y otros dormían en catres en los establos. La persona haciendo guardia había sido instruído a despertar a los científicos en caso de que hubiera un cambio en la temperatura del animal durante la noche. Aproximádamente, a las dos de la madrugada, la temperatura bajó medio grado y éste despertó al Dr. Ruh. Por la mañana, el termómetro mostraba que la temperatura había bajado dos grados más. Por la noche, la fiebre habia dejado al caballo y éste podía levantarse, comer y tomar.

Entonces, el Dr. Ruh tomo un mazo y golpeó al hermoso caballo en la cabeza. Los científicos sacaron toda la sangre de las venas del animal que habia desarrollado difteria negra pero había sobrevivido. Los cientificos fueron velozmente al hospital municipal de París. Allí, forzaron su entrada y llegaron a una de las salas donde habían trecientos bebes segregados y listos para morir de difteria negra. Con la sangre del caballo, inyectaron a cada uno de los bebés. Todos los bebes, con la excepción de tres, vivieron y se recobraron completamente.

¡Los bebés fueron salvados por la sangre de un vencedor!

APLICACION: Hemos sido salvados por la sangre de un vencedor. Jesucristo venció el pecado y la muerte en la crúz, y por su sangre somos salvos. (Ver Efesios 1:7)

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