¡ENSÉÑEME!

— ENSEÑEME —dice el niño con voz de súplica—, Quiero aprender los secretos de la vida, y el significando de lo que veo y toco.

— ENSEÑEME —dice el joven con voz perentoria—, Quiero comprender la naturaleza de mi propio ser. Quiero hallar mi identidad y desenredar la madeja de misterio de este complicado mundo en que me muevo.

— ENSEÑEME —implora el adulto pensativo—, Estoy confundido. El mundo parece sumirse en un caos cada vez mayor. Ideales que otrora atesorara, parecen haber perdido hoy su valor. La historia ha perdido su significado; mi corazón teme el futuro.

Es el clamor del mundo moderno —¡Enséñeme, quiero vivir una vida fecunda, activa y morir sin temores!

La literatura cristiana tiene el propósito de satisfacer el ruego del corazón humano. La literatura evangélica está preparada especialmente para ayudar a resolver el problema de los niños, los jóvenes y los adultos. Responde a las cuestiones básicas de nuestro día y guía al individuo hacia una vida en la que verá cumplidos sus ideales y aspiraciones.

 

Si desea una
mejor comprensión de la Biblia, la vida cristiana, las profecías divinas,
busque adquirir esa comprensión en los libros que para usted han escrito sabios
creyentes. Busque alcanzar esa comprensión en la literatura de la iglesia
evangélica.

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